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viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Te gusta conducir?, yo soy Megatrón al volante.


¡Como me gusta conducir!

Esa sensación de libertad( si no estás en un atasco, claro), el poder de manejar una “gran máquina” de precisión( bueno, no en mi cinqueccento) o la seguridad de la estructura sólida y robusta que te rodea( ehhh…. Tampoco en mi cinqueccento la verdad), pero bueno… ¡Me gusta conducir!

Y es que te da una sensación de satisfacción que pocas cosas se le pueden asemejar.

Eso sí, debo asumir el hecho de que cuando me pongo al volante soy como los Transformers, no porque siendo un peatón me transforme en un conductor, nooooo, sino porque me convierto en un auténtico Decepticon( nada de las nenazas de los Autobots). Me convierto en algo metálico que va por la carretera sin importar a quién pisa y con una mala hostia….
Solo diré que hay múltiples personalidades que afloran cuando una siente el frío tacto de la piel entre sus manos, con su tersa rugosidad, sus curvas tan precisas y suaves, con esos agujeros no sólo dispuestos a albergar mis dedos sino también mis manos enteras si lo deseo…. Hablo del volante, queda claro, ¿no?

El aburrimiento, más que el carácter científico la verdad, me llevó a analizar por cuantas fases era capaz de pasar desde que me subo al coche hasta que me bajo, y llegué a una conclusión: todos los que me quieren deberían estar preocupados. No por mí, sino por ellos.
Ahhhh, que no me los encuentre en un atasco o me hagan una pirula, porque ¡ni amores ni hostias!, se van a enterar, y es que ¡soy “Megatrón”!.
Además, no quiero imaginarme lo que se debe sentir al darse la vuelta en la cama porque no paro de dar patadas y en medio de la oscuridad verme la cara de psicópata asesina mientras sueño que conduzco. Aunque seguro que es más trago mi cara de velocidad.

Pues bien, como decía antes me propuse analizar mis estados porque me aburría más que Bush sin una guerra entre manos.
Me di cuenta que según subía al coche con mi nueva compañera de curro (¡pobre!) entraba en la primera fase, la situación es la siguiente, como la nueva es muy callada y le gusta la música pongo a toda leche a mi Alejandro de Lady Gagá y me dejo llevar hacia el nerviosismo.
No malinterpretéis, no estoy nerviosa porque la chica no hable, o por conducir, sino porque como tarde en llegar a casa, cosa que es obvia que ocurrirá, me cago en tó. Por lo que enciendo el motor y pongo el piloto de “tonto el último”: ¿que hay un coche con el intermitente para meterse a mi calle? me la pela, primero salgo yo, por si las moscas.
Y es que si nos pudiésemos teletransportar mi sistema nervioso no hubiera sufrido tanto…

Una vez llevo un rato conduciendo, y en vista de que la primera fase es inútil, paso a la de desesperación, justo cuando empieza Álex Ubago. En estos momentos estoy irritable, muy irritable. A quién no le suena la frase. “-Pero ¿quieres tirar? ¡Que te da tiempo!”. La chica que va en el asiento del copiloto, que no sé si no ha hablado antes por ser tímida o por miedo a represalias, me dice: “-Pero si es un STOP y viene un camión”, “-¡Le daba tiempo!!”. (Nadie me va a quitar la razón y como me toques la moral te vas andando, ¡CUIDADITO!).

Sigo con mi camino y observo como poco a poco el tráfico va siendo más denso, y me voy acojonando, pero con todas las L-E-T-R-A-S. Y es cuando veo que el atasco más que un temor es un hecho, es cuando paso a la depresión, seguido del “¿Por qué a mí?!!!” (…joder, pues porque lo raro en Madrid es que no pilles atasco). Y tengo ganas de llorar, como un bebé.

En vista de lo visto, subo el volumen cuando empieza el Toca´s Miracle y me pongo las gafas de sol( para que no vean que se me están desencajando los ojos al ver en el panel, que estando en el Km 22 hay “tráfico lento” hasta el 58, ¡¡¡¡DIOOOOOOOSSS!!!! , ¿¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?? ).

Ahora llega la parte más entretenida, nos surge la vena de Fernando Alonso y empezamos a competir por el carril que más rápido avanza. Y a mí hay una frase que me encanta. “- Joder, ¡¡está claro que en el carril que me ponga es el que más lento va a ir!!”, “-Pero si acabamos de pasar a los que nos adelantaron hace 15 minutos…” (No, si al final le toca gastar suela a la ¡LISTA!).

Llegado a este punto algunos entran en modo “¿a que molo?”. Pero para eso hay que tener ánimo y, sobre todo pasta para que tu coche sea un Hummer, un Porsche, …
Aunque te advierto una cosa, que el otro día me encontré con el auténtico SEAT Makinero, ¿recordáis el anuncio que hace años se extendió por internet? Pues sí, lo vi, aunque estaba un poco cambiado.
Un Seat panda de color morado, con llamas dibujadas en las puertas, la música de los que llevan chándal con mega-cadena de oro al cuello al máximo volumen( ¡que se le van a saltar los empastes al gilipollas!) y, dejando claro que no tiene abuela, su nombre en el cristal trasero, porque es lo más: “EL RÚBEN”.
Me dan ganas de decirle, -Sí, mi coche será una albondiguilla, pero le doy un toque al tuyo y desmonto los 7000 euros que te has gastado en tunearlo.
Que hay que tener ganas para gastarse un duro en ese coche, el dinero mejor invertido en él: el de la grúa hacia el desguace.

Cuando me aburro de mirar su “doble tubarro trucado” y como al final también me aburro de la competición ya que todos vamos empate, me entra la manía persecutoria mientras empieza a sonar Marilyn Manson.
“Mira a ese, se está picando conmigo”, aunque sabes que es mentira, más que nada porque no se ha percatado ni de que existo, pero hay que entretenerse.
“Ese está esperando para hacerme la pirula y colarse”, ¡no te jode!, si yo he hecho lo mismo hace tres minutos.
“El Peugeot de atrás me está oliendo el culo, sólo por hostigar. ¡Pues no te voy a dejar pasar!”, nada tiene que ver que detrás del Peugeot haya una furgo que poco más y se monta con ellos porque no se ha coscao de la frenada.

Una vez todo empieza de nuevo a marchar, por fin llega el momento optimismo e incluso haces planes para cuando llegues a casa: ver una peli, preparar una cena chula y demás; hablas con la que llevas al lado (en el fondo no es tan mala chica) y sientes que la noche es tuya.
¡¡¡INOCENTE!!!.  En mi momento de euforia se me ha olvidado que antes tendré que llevar a mi compañera a su casa que aunque vive cerca, la GRAN VÍA nos separa. Por lo que me tocará comerme otro atasco del quince. 

No suficiente con eso, pasaré por el nerviosismo, desesperación, depresión, competición, manía persecutoria y no sé cuántas emociones más!, pero al fin llego a casa. Por fin podré sentarme en el sillón.

Sólo he tardado 1 hora 27 minutos en encontrar un sitio para aparcar que se encuentra a más de medio kilómetro “a pata” que me queda por delante.
Salgo del coche, miro el reloj y me dan ganas de volver al coche y quedarme a dormir en los asientos traseros porque para el tiempo que me queda hasta que suene el despertador…. 

¡Decidido!, a la próxima hago una chasca en la puerta del curro y me quedo allí a dormir, seguro que gano en calidad de vida.

En fin, como conclusión sólo puedo decir que sí, estoy más colgá que una paraguaya y que debo padecer personalidad vigésimo polar o algo así. Lo bueno? Que sólo me pasa en el coche,…¿¿¿o no??? 




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